LA INCLUSIÓN SOCIAL DE REINSERCIÓN EN EL POSCONFLICTO

Patarroyo Mora, Edith [1]

 

 

RESUMEN

 

El documento pretende hacer una reflexión sobre cómo será el proceso de inclusión de la población infantil y adolescente del post conflicto a los procesos educativos en una sociedad con tanta carencia de valores como se da en el contexto colombiano y dónde se cree que inclusión es absorción para atención a necesidades básicas, olvidando las características de cada uno de los grupos generacionales víctimas del conflicto, el contexto social e imaginario colectivo frente a la expedición de una normatividad  que no apropia niveles de atención y revisión del estado emocional de la población con mayor afectación.

 

La reflexión enfatiza que los componentes cognoscitivos y cognitivos  importantes en el proceso educativo deben dar prioridad a los elementos emocioafectivos dado que la población infantil y adolescente debe recuperar el asombro y la expectativa propia de cada uno de los estadios del desarrollo de la persona a fin de limar asperezas y construir proyecto de vida.

 

ABSTRACT

 

The document intends to reflect on how the process of inclusion of the child and adolescent population from the post-conflict to the educational processes in a society with as much lack of values ​​as in the Colombian context will be and where inclusion is believed to be absorption for Attention to basic needs, forgetting the characteristics of each of the generational groups victims of the conflict, the collective social and imaginary context in front of the issuance of a normative that does not appropriate levels of attention and revision of the emotional state of the population with greater affectation.

 

The reflection emphasizes that the cognitive and cognitive components important in the educational process must give priority to emotional and affective elements since the child and adolescent population must recover the astonishment and the own expectation of each one of the stages of the development of the person in order to File off rough edges and build a life project.

 

Key words: Conflicto, reinserción educativa, inclusión, posconflicto, educación.

 

Key words: Conflict, educational reintegration, inclusion, post-conflict, education

 

 

 

INTRODUCCION

 

Socializar acerca de la inclusión social frente a la reinserción educativa como consecuencia del post conflicto en la IES en Colombia. (FERNANDO, 1994), resulta ser un proceso social que no será posible, sino confluyen en ella toda una serie de aspectos que permeen y visibilicen una atención  a la población infantil y adolescente, producto del conflicto. Al educarse una persona, apropia, asimila, aprende y proyecta no sólo conocimientos sino actitudes y comportamientos que le harán tomar posesión de sí misma, de proyectarse y construirse en colectivo.

 

En nuestro caso trataremos sobre educación, definida como el proceso de socialización del individuo en los distintos contextos.   El proceso educativo se hace visible en una serie de habilidades, destrezas y valores, que producen cambios en las dimensiones del ser  y ella será posible si en los procesos de atención a las necesidades básica, se dan estos acompañamientos.  Frente a los distintos eventos que da este proceso de inclusión de la población desmovilizada es esencial hacer una  serie de reflexiones que contribuirán al esperado actuar de cada una de las partes (sociedad “estable”,  “asentada” y población que ingresa a la inclusión).

 

Situación está agobiante no sólo por el número de niños, niñas, jóvenes, que se re-insertarán a una sociedad que igualmente no está preparada para asumirlo y mucho menos para tender una mano amiga fuera del contexto netamente de satisfacción de las necesidad básicas.

 

Necesidades básicas que serán tenidas en cuenta (Maslow)  y que exigirán  una evolución constante, un subir peldaños, de ahí que no podrá quedarse en:  necesidades fisiológicas,  supervivencia a partir del alimento,  saciar la sed,  vestido para proteger y cuidar el cuerpo, y,  la vivienda, sitio de hospedaje y protección; sino ahondar en necesidades de seguridad que contribuirán al cuidado de sí mismo como persona  a partir de vínculos de protección y cuidado, dentro de sistemas definidos por el Estado.  Maslow, A. (1998)[2]

 

En cuanto a las necesidades de pertenencia, como individuo social requiere la certeza de estar y pertenecer a grupos que le brinden afecto, amistad y amor.  Necesidades de autoestima referidas a la capacidad de valerse por sí mismo, ser reconocido, estar en posibilidad de obtener triunfos, luchar por sus sueños y metas, (Maslow, 1998. ) Esta última de auto-realización, y,  sobre  estos tres últimos grupos   es esencial centrar las políticas de reinserción de la población.  Los imaginarios colectivos de la sociedad se sustentan y se fortalecen sobre realidades de vivencia y convivencia[3].

 

 

Según el Plan Nacional de Desarrollo (PND), el Estado definió una estrategia integral para atención a la población a partir del postconflicto, en tres acciones básicas como son seguridad, justicia y democracia, enfatizando la garantía de los derechos de las víctimas, la seguridad ciudadana y una nueva arquitectura institucional para reducir la pobreza,  la pobreza del bienestar físico y los otros aspectos ¿cómo serán atendidos? Sin definir un lineamiento que permita evidenciar resultados e impactos en la población objeto de la reinserción educativa.[4]

 

De ahí que el espectro de  la atención debe ir mucho más allá,  no sólo atender necesidades sino explayar la mente, la capacidad de entendimiento para gestar pensamiento  que ayude a recuperar los “años perdidos”, las “ilusiones rotas”, los “abrazos resquebrajados”, las “sonrisas olvidadas”, el “cariño no expresado y no sentido”,  “el aliento, los suspiros y los besos de la fría noche”, es decir una educación que transforme que transgreda al interior de los niños, niñas y adolescentes para limpiarlos y airearlos, que les permita ver su interior y desde ahí producir una conversión, conversión está que requiere obviamente la satisfacción de las necesidades básica, pero que no sólo se quede ahí, sin olvidar que la persona, el ser,  debe ser atendido en sus  dimensiones de mente, cuerpo y alma, y  en todos los estadios de la formación del individuo  y en todos los momentos de su actuar [5].

 

Pero ¿cuánta es la población infantil y adolescente que se re-insertará y que se atenderá como inclusión social? veamos:

 

En este sentido, el Informe Estado Mundial de la Infancia 2005, elaborado por UNICEF, expresó que tan solo eran 800 los menores de 18 años desmovilizados de los diversos grupos guerrilleros o paramilitares, «mientras que el número de niños y niñas que los grupos armados y las milicias urbanas utilizan en Colombia ha aumentado hasta llegar a los 14.000 en los últimos años», conformando una de las cifras más elevadas del mundo. (Pachón C, 2009).

Este mismo informe señala que de esta manera, si bien es difícil tener una cifra exacta, lo cierto es que su número es muy alto, posiblemente mayor de lo que se afirma y además, a pesar de todos los esfuerzos, se ha venido incrementando. Según los datos del gobierno colombiano, aproximadamente el 35% de los combatientes en la guerrilla son menores de 18 años, e informes de la Defensoría del Pueblo, afirman que algunas unidades paramilitares contaban hasta con un 50% de menores de 18 años dentro sus filas (Pachón C, 2009) .

 

Todos estos grupos, a pesar de las presiones nacionales e internacionales, de manera muy especial por parte de la UNICEF, no tienen intención de abandonar la práctica del uso de niños.  En 2002, durante un cese del fuego, grupos paramilitares prometieron liberar a los niños soldados, pero eso fue solamente de palabra, ya que han sido muy pocos los niños que en la práctica se han desmovilizado (Pachón C, 2009).

 

En el 2004, la UNICEF comenzó un acercamiento con el ELN y las AUC para tratar de poner fin al problema y a pesar que ambos grupos estuvieron abiertos al diálogo, ninguno se comprometió a abandonar la práctica, donde tanto los grupos paramilitares como los grupos guerrilleros desmienten estos hechos, a pesar de los testimonios de toda índole que así lo comprueban. Fuentes expertas llegan incluso a asegurar que muchos de estos grupos podrían estar dependiendo del uso de menores en mayores niveles de los que se piensa tradicionalmente.”[6]

 

El  Plan Nacional de Desarrollo (PND)  plantea como uno de sus propósitos  reforzar la unidad para las víctimas del sistema nacional de atención y reparación integral de víctimas, segmentado a  reparación colectiva a través de programas de construcción de infraestructura y reconstrucción de infraestructura social, atención psicosocial a las comunidades  afectadas y planes de retorno y reubicación de población de desplazados. [7].

 

Los vocablos reconstrucción y reinserción entran a tener gran valor en esta reflexión. La reconstrucción, es decir, la posguerra es, en sí misma, un estadio en el que la reconstrucción física (infraestructura afectada), política, económica y cultural (ética y moral) deviene como un proceso normal y esperado no sólo por los combatientes, sino por la sociedad que en general reconoce los graves efectos dejados por la guerra y desea claramente, pasar la página de una larga confrontación armada (Ayala Osorio, 2016).

 

La reinserción definida como el retorno a la sociedad después de purgar una condena, un aislamiento, de la cual, como en este caso no fue actor consciente, sino inducido, obligado, amenazado, requerirá de un proceso de re-adaptabilidad y re-adecuación para los adolescente y niños mayorcitos  y (Pachón C, 2009),   de reconocerse a los más pequeños,  para lo cual se  debe  brindar herramientas tangibles e intangibles, individuales y colectivas,  sociales, culturales y espirituales y de contexto y ¿cómo hacerlo? [8] .

 

Como  menciona  Ayala Osorio (2016),  hay tantas evidencias de un  “ethos mafioso”.  Hay necesidad de modificar el modelo educativo y con él, la cultura política de los colombianos.  Hay claras evidencias de la presencia de un ethos corrupto con el cual los ciudadanos transan con autoridades estatales y privadas, en una suerte de ‘cultura del atajo’ y del ‘todo vale’  “de no sabes quién soy”, que borra las fronteras entre lo legal y lo ilegal, entre lo legítimo y lo ilegítimo, entre lo correcto y lo incorrecto[9]

 

Por ello el  imaginario de la cultura colombiana debe ser asumido desde los ambientes educativos, sociales, culturales, económicos,  para permear el contexto social  con el compromiso de no sólo reparar sino de robustecer, afianzar  la esencia del ser y no del tener, del construir y no sólo el recibir, adecuar espacios,  sino reconstruir imaginarios que potencien la confianza, la credibilidad, la seguridad, de una sociedad que fragmentada debe recomponerse para  emerger como el ave fénix, en donde todos y cada uno de los colombianos realmente sin distingo de clase, ubicación, color de piel y credo religioso y político sea atendido en cumplimiento de cánones de justicia y verdad. [10]

 

Por otra parte,  el olvidar la historia casi podría llevar a  repetir los errores del pasado, sin embargo estar recordando episodios tan nefastos no lograrán visionar  en la juventud y en la niñez el DNA de un pueblo luchador, honesto, comprometido y afectuoso. Un imaginario es un conjunto real y complejo de imágenes (de lo que somos y queremos) que aparecen para provocar sentidos diversos, sentidos que acaecen, se instituyen y abren mundos (Agudelo 2011)[11].

 

De ahí el gran compromiso social de  readecuar el imaginario colombiano. No imposible pero si complejo y paulatino. Agudelo, P. A. (2011)

 

Cabe reflexionar que existe una preocupación de la influencia de los medios de comunicación, en especial de la televisión, que no contribuyen a la catarsis  de la población en la fundamentación de valores, sino todo lo contrario, en el deseo de fortalecer sus arcas,  financiación de  proyectos televisivos que no ofrecen nada interesante a la sociedad, sino por el contrario están recordando  los estereotipos de corrupción, venganza, de facilismo, de no valor de la existencia,  maquiavelismo,   no valor de las enseñanzas de nuestros ancestros.

 

 

No obstante, después de tres largos años de diálogo, de planteamientos de estrategias que coadyuven  a la reinserción de la población infantil y juvenil a los escenarios educativos, el Estado no ha definido una política educativa que ayude a minimizar los vacíos dejados en el desarrollo  cognitivo y psicoafectivo de las víctimas infantiles y juveniles y, a potenciar de manera clara y responsable los intereses de esta población a fin de recuperar los años perdidos de frente a una realidad y a unas necesidades (Pérez P. 2014)[12]

 

 

Las propuestas educativas frente a esta realidad siguen siendo muy pobres dado que se mira la generalidad del país,  se proyecta hacia ese colectivo cuando bien se sabe que cada región guarda una idiosincrasia, una cultura, que debe ser atendida de manera particular sin desconocer  aspectos tan fundamentales como el “conocerse así mismo”, cada niño, niña,  adolescente,  debe tener la oportunidad y la ayuda para dar respuesta a sus muchos interrogantes, frente a “este mundo vivido” y de cómo el qué, cuánto y cómo conoce de si mismo.

 

Se debe igualmente atender a la  “preparación para la convivencia”, elementos como el matoneo, el no respeto a la diversidad, la discriminación, el bulin, y el sin número de situaciones que se dan al interior de la escuela, la sociedad, serán escenarios que tendrá que enfrentar y abordar este niño, niña, adolescente reinsertado,  y,  ¿se encuentra preparado para asumirlos sin lastimarse y/o  lastimar a su entorno?

 

Ahora, el desarrollo de: “competencias y habilidades” debe  responder al  desarrollo cognoscitivo y cognitivo para prepararlo para la vida, para el mundo laboral, pero no son lo más importante en esta primera fase de su nueva vida.  Se requiere más atención al ser como individuo que al saber.  Todos estos momentos deben estar transversalizados por la  “conversión  al interior”, conversión que debe potenciarse en la persona niño, niña, adolescente la capacidad de mutación constante a fin de transformando y adecuando.

 

 

 

La situación frente al posconflicto no es la de proponer,  dimensionar proyectos, acciones de manera desbocada, sino hacer una retrospectiva de juicio sobre los errores del pasado para no caer en las mismas ambigüedades, construir colcha de retazos, sino todo lo contrario evaluando y valorando lo actuado se pueda construir un escenario más fortalecido y de reconocimiento a las carencias de una sociedad para hacerla más competitiva y resolutiva con base en equidad y justicia.  Las consecuencias del actual proceso serán visibles en una próxima generación más dinamizadora y capaz de resolver conflictos de manera pacífica. Ramírez Orozco, M. (2014)[13].

 

 

En desarrollo de la  incorporación de la población desmovilizada infantil y juvenil, las políticas deben  permitir la mejora de las condiciones de los núcleos familiares, la permanencia de todos los integrantes en la legalidad, la capacitación permanente y la posibilidad y apoyo para el desarrollo de línea emprendimiento.  Estas políticas deben crearse con base en las características demográficas, educativas y laborales de la población objeto pues la incidencia debe darse en realidades y no en utopías. (Martínez Restrepo, Susana, et) (2015).[14]

 

.

 

Y……. ¿Cómo hacerlo?

 

 

 

Las  Instituciones de educación superior (IES), deben ajustar sus procesos académicos  para dar inclusión a jóvenes que  continuarán su  formación  a partir de unos procesos académicos paralelos a los existentes en las instituciones.  ¿Cómo hacerlo?  Frente a los abandonos  a que fueron sometidos los jóvenes por abstracción de su realidad social,  por los  muchos  factores que permearon esta guerra, se hace necesario definir con objetividad cómo se hará esa inserción a los procesos educativos, en los que se de atención permanente al desarrollo de  sus dimensiones de manera abierta, coherentemente y en la resolución de sus intereses. [15]

 

En el caso de los niños,  la educación básica debe proveerles de todos aquellos aspectos que fueron perdidos en su proceso de desarrollo y crecimiento psico-socioemocional y cognitivo. Proceso que no podrá ser masificado y en espacios cerrados, se requiere de atención personalizada por rangos y características ayudándoles a conocerse a sí mismo y explorar desde sus estadios de formación.

 

En el caso de los adolescentes, objeto de nuestro aporte, haremos  reflexión sobre los bachilleres, personas entre 15 y 20 años que teniendo el bachillerato fueron absorbidos, tomados, reclutados, secuestrados. Tomamos este grupo de población dado que la Institución ofrece educación  superior en las líneas de técnica profesional y tecnología, y es este grupo poblacional  que debe ser atendido para recuperar  los procesos académicos  truncados, hacer apertura a su gestión como individuo y persona al desarrollar la capacidad del emprendimiento,  a la creación de empresa, industria. Sin soslayar la atención permanente al fortalecimiento mental de su salud.

 

 

La misión de Fitec explícita “Formamos personas en los niveles técnicos y tecnológicos, privilegiamos la docencia, favorecemos la investigación y fomentamos la proyección social, para contribuir al desarrollo Sostenible de la Sociedad y participar de manera efectiva en su transformación”.[16]  Esta misión proyecta y potencia  que la inclusión en educación a los adolescentes reinsertados del postconflicto atendería a escenarios que favorecerán la autoestima, la comunicación, la participación democrática y la compresión entre pares, pues su condición social le debe habilitar constantemente para la interacción. [17].

 

Un programa académico carente del conocimiento de sí mismo,  poco podrá aportar a la consolidación de sueños e ideales y resultados académicos, de ahí que no obstante una programación curricular, el currículo debe centrarse en el conocimiento de sí mismo, de sus sueños, aspiraciones, posibilidades, habilidades y metas.  Un currículo que coadyuve a la negociación y a la resolución de problemáticas personales y de contexto, un currículo que permanentemente permita hacer transgresión al interior de sí mismo, un currículo comprometido con la conversión del niño, niña y adolescente.

 

Si realmente se definen programas pensando en la persona, en el niño, la niña, el adolescente, mirándole como ser humano, mucho será lo que se puede alcanzar y el imaginario colectivo colombiano podrá transformarse y se  llegará a una paz auto-sostenible, con compromiso de cada uno de los colombianos y se logrará desmitificar el imaginario colectivo social que tanto daño ha hecho. [18].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

Bibliografía

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[1] Magíster en Educación.  Directora de Bienestar Institucional Fitec, 2016

[2] Maslow, A. (1998. ). Toward a Psychology of Being. . 3rd Edition.

 

[3] Castoriadis, C. (1993). La institución imaginaria de la sociedad en Colombo – El imaginario social . Montevideo : Altamira y Nordan Comunidad.

 

[4] Consejo Nacional de Planeación. Colombia.  (2014).  Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018.  Todo por un nuevo país, paz-equidad-educación.

[5] Bautista-Erazo, D. E. (2015). Reflexión sobre el papel de los actores en el conflicto armado en Colombia y la importancia de la memoria histórica para la construcción de paz. Centro de estudios interdisciplinaios, jurídicos, sociales y humanistas. Cali, Colombia: CIES.

[6] Pachón C, Ximena (2009).  La Infancia perdida en Colombia:  Los niños en la guerra.  Universidad Nacional de Colombia.  Georgetown University.  Center for Latin American Studies.  Working Paper Serie No. 15.

[7] Consejo Nacional de Planeación (2016). Colombia.  Bases del Plan Nacional de Desarrollo.  Todo por un nuevo país: paz, equidad, educación.

[8] Pachón C, X. (2009). La Infancia perdida en Colombia: los niños en la guerra. Universidad Nacional de Colombia. . Georgetown: Georgetown University. Center for Latin American Studies. Working Paper Serie No. 15.

 

[9] Ayala Osorio, Germán. Colombia. (2016).  La otra tribuna.  Un espacio de reflexión humanística, con énfasis en asuntos políticos y mediáticos.

[10] Castoriadis, C. (1993). La institución imaginaria de la sociedad en Colombo – El imaginario social . Montevideo : Altamira y Nordan Comunidad.

 

[11] Agudelo, Pedro Antonio (2011). Colombia. (Des)hilvanar el sentido/los juegos de Penélope.  Una revisión de concepto imaginario y su implicación social. Revista Uni-Pluri/Versidad. Facultad de Educación. Universidad de Antioquia. Versión Digital. Vol. 11 No. 3

[12] Pérez, T. H. (2015). Colombia: de la educación en emergencia hacia una educación para el postconflicto y la paz.  Revista Interamericana de Investigación, Educación y Pedagogía.  RIIEP, vol. 7, no. 2.

[13] Ramírez Orozco, M. (2014). Colombia.  Aproximación bibliográfica a la construcción de la paz en Colombia. Revista de la Universidad de la Salle(63), 23-43.

 

[14] Martínez Restrepo, Susana, et al (2015).  El rol de la educación en el posconflicto: Parte 1.  La reincorporación de los desmovilizados.  Documento web (04012015). Colombia. Revista Palabra maestra.

 

[15] Nacional, M. d. (2016). Propósito del Programa. Colombia: MEN.

 

[16] PEI. Tecnológica FITEC. 2016

[17] Nacional, M. d. (2009). Qué es la educación superior- Sistema Educativo colombiano . Colombia: Ministerio de educación.

 

[18] Penalva, C. R. (2008). La construcción de la paz: promesas multidisiplinarias. España: Universidad de Alicante.

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